viernes, 13 de junio de 2008

Una noche cualquiera, a las 23:27 (1)

ÉL está en la azotea, fumando un cigarro. Es de noche y hace frío, pero el simple acto de mirar el tráfico pasar le entretiene, le aleja de lo que tendría que estar pensando ahora mismo, de la decisión que tendría que tomar cuanto antes. El cielo está encapotado, no puede asomarse ni el simple y lejano parpadeo de una estrella.
Llega ELLA, tapada con un jersey de lana blanca, con el pelo revuelto y los ojos llorosos.

ELLA: Pensé que te habrías ido.
ÉL (sin apartar la vista de la calle): Ya ves que no…

Guardan silencio, cada uno dirigiendo la mirada hacia un lado de la ciudad.

ELLA: No sé qué quieres que diga…
ÉL: No tienes porqué decir nada, realmente casi sería mejor dejar las cosas como están.
ELLA: No quiero que esto termine así. Siento lo que dije antes, ya sabes que cuando me cabreo hablo sin pensar.
ÉL: (gira la cabeza y la mira) Creo que es al revés, que cuando te cabreas te atreves a decir lo que realmente piensas.

ELLA baja la cabeza.

ÉL: Sólo me jode que no me lo hayas dicho antes.
ELLA: No estaba segura de lo que sentía.
ÉL: Claudia, no me sigas mintiendo. Llevas con esto en la cabeza desde hace semanas. ¿Crees que no había notado nada? Cuando alguien deja de quererte te besa de otra manera. Y tú llevas dos días sin rozarme los labios.

A ELLA se le caen un par de lágrimas por la cara.

ELLA: …lo siento…

ÉL extiende su mano y le acaricia la mejilla.

ÉL (susurrando): No pasa nada... Yo tengo la culpa tanto como tú, estos días mis labios tampoco han rozado los tuyos… No estoy enfadado contigo, sino conmigo, por no saber quererte y hacerme querer...
Anda, vamos dentro, que hace frío y, además, la vecina cotilla de enfrente no deja de mirarnos.

ELLA (con una tímida sonrisa en su cara): No seas malo, ya sabes que está muy sola y no debe tener nada más que hacer que pasarse el día mirando por la ventana…



Mientras cerraba las cortinas les vio salir de la terraza medio abrazados y pensó en lo bonitas que son las reconciliaciones nocturnas, aunque fuera sin estrellas. Se alejó del balcón y miró el reloj: las 23:38. Ya tenía que haber llamado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Tú no tenías una cámara de súper8? Se le puede sincronizar el sonido después tan ricamente. De verdad, ¿qué nos impide rodar estos guiones?

Me encanta lo del jersey de lana blanca y lo de los besos sin rozar (hay quien se da cuenta de esas cosas y quien no).

Un gran abrazo

Iraultza dijo...

Me gusta Claudia, aunque no sea Bruno, pero esa forma de decir las cosas...si, a veces las tormentas tienen que explotar, para que pueda haber otra calma. Besos sin las manos frías.

Giraluna dijo...

Yo pongo el jersey de lana blanca y la cámara. Tú encárgate de "tomar prestado" uno de esos cartuchos de la nevera, ya me entiendes....



A big hug :)

Giraluna dijo...

Y cuando la calma llega despacio, y aun ves los nubarrones de tormeta alejarse, sabes que fue una decisión correcta, pese a que la lluvia te haya calado hasta los huesos...
Besos con las manos templadas, aunque el verano ya haya despertado :)

MiHel... dijo...

Super emotivo..
Saludos