jueves, 28 de febrero de 2008


Un avión cruzó el cielo a las 12:36. Cuando habíamos visto algún otro habíamos intentando adivinar hacia dónde se dirigiría, en qué aeropuerto atestado de gente se bajarían los viajeros para recoger sus maletas y echar a andar hacia su casa, hotel, o pensión correspondiente. Pero esta vez no hicimos una lista de posibles destinos en el margen de la servilleta, ni intenté imaginar la vista de la ciudad desde el aire. Supongo que cuando un avión cruzando el cielo sólo te remite al recuerdo de tu llegada y no te aviva el deseo de una retirada a destiempo es una señal de que no deseas estar en otro lugar. Abajo, a pesar del frío se estaba a gusto en la calle, paseando, tratando de perseguir los rayos del sol por la plaza, moviéndonos de banco en banco según avanzaba de este a oeste. Había poco ruido, pero se oía el murmullo suficiente para generar la sensación de calma y de movimiento a la vez, para poder observar el ritmo de una ciudad sin tener que integrarte plenamente en él. Y esa distancia hacía que nos crecieran un poco más las alas, que no necesitáramos pensar en vuelos artificiales o contar los pasos entre el uno y el otro. No tenía por qué pararme a pensar en un avión que cruzaba el cielo sobre nuestras cabezas cuando tus labios, tan cerca, sabían a manzana...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Resulta que esa línea blanquita no es más que las estelas de condensación que deja el avión al pasar, pero si lo vuelves a mirar después de rozar unos labios sabor manzana, tal vez sean los visbles recuerdos que va dejando el avión

Giraluna dijo...

Lo que percibimos puede ser relativo, y la estela del avión cambia en función de si la vemos antes o después del roce sabor manzana, igual de relativo que el tiempo (ya sabes que allí anoche antes...)

Un abrazo

PS: No sabía yo que Taxi Driver había llegado a la antigua URSS ;)

Anónimo dijo...

Estoy tonto (un poco más, sí) lo de taxidriver lo puse porque es el nombre que tengo en un foro de cine (es lo que pasa cuando se tiene trastorno de múltiple personalidad cibernética).

"Allí anochece antes", jeje, la próxima vez brindaremos por la relatividad con el vodka de Bisonte.