Perdona,
tendría que habértelo dicho antes.
Resulta que se me pasó por alto,
quizá quise despistarte
o soy yo,
que no sé ver las cosas
antes de que sucedan…
Lo dicho,
que lo siento,
pero me dispongo a marcar
el punto y aparte,
o el final
(según vaya el párrafo)
y es que
acabo de darme cuenta:
me he quedado
sin reservas de inocencia.
Creí que al fondo de la alacena,
junto a las majaderías,
habría algo de ingenuidad
pero
-no te lo vas a creer-
debí gastarla con el último de tus besos.
El problema no es ese;
ya tuve más veces la estantería vacía,
pero esta vez
he decido no reponerla,
por aquello de no convertirte
en la piedra que me haga tropezar
dos, tres, cuatro o cinco veces.
Será una tontería,
-pensarás-,
pero prefiero el olvido
antes que el odio.
Así que, hasta la vista.
Sin más.
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2 comentarios:
Esta Giraluna me gusta mucho. Es lo que tienen las mujeres que saben lo que hacen, que resultan terriblemente atractivas, aunque la inocencia por metro cuadrado haya descendido a niveles de cuenta atrás. Besos.
Espero que dure este espíritu de
decisión e ingenuidad bajo cero,
aunque de vez en cuando dejo de confiar en mi capacidad de mantenerlo vivo.
De momento, disfruto de esta extraña sensación de libertad inventada :)
Besos.
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